Apenas llega al segundo 30 el vídeo de su presentación de candidatura a la presidencia de EE.UU., y Joe Biden habla de Charlottesville. La ciudad del estado de Virginia fue escenario de uno de los episodios de mayor gravedad de la presidencia de Donald Trump. En agosto de 2017, grupos de supremacistas blancos, neonazis y miembros del Ku Klux Klan se enfrentaron a contramanifestantes -incluidos grupos de extrema izquierda- en unos disturbios que acabaron con la muerte de una joven contramanifestante. Trump, que llevaba medio año en la Casa Banca, aseguró entonces que había «muy buena gente» entre quienes desfilaban con antorchas y simbología nazi por calles de EE.UU. «Supe entonces que esa amenaza a nuestro país era algo que yo no había visto en toda mi vida», asegura Biden en el vídeo. «Estamos en la guerra por el alma de esta nación».
Ayer Biden se convirtió en candidato por el partido demócrata, y esta referencia temprana y extensa a Charlottesville es la señal más clara del eje sobre girará su campaña: presentarse como la antítesis de Trump y la opción más realista para evitar su reelección. «Estoy convencido de que la historia mirará a los cuatro años de este presidente y todo lo que representa como un momento abominable de la historia», continúa en el vídeo. «Pero si damos a Donald Trump ocho años en la Casa Blanca, cambiará para siempre y de forma radical el carácter de esta nación y quiénes somos, y no puedo quedarme quieto y ver cómo eso ocurre».
‘Dignidad’, ‘valores’, ‘alma’, ‘esto es América’… Biden tiró de mucho ideales y de pocas ideas en su vídeo de presentación. De las últimas hay abundancia en el grupo nutrido de candidatos que pueblan las primarias demócratas: sistema sanitario público y gratuito, cancelación de la deuda universitaria, financiación de los cuidados infantiles, reparaciones a los descendientes de los esclavos negros, ‘impeachment’ de Trump…
Con su vídeo, Biden apunta a que se esforzará por escapar de esos debates, de alto voltaje político en EE.UU., para centrarse en un mensaje de derrota de Trump y de recuperación de la clase media tradicional del país, la misma que se entregó a Trump en las elecciones de 2016. Biden encabeza todas las encuestas de las primarias demócratas, pero habrá que ver cómo se faja en el fragor de la batalla electoral. Su condición de favorito no esconde que hay candidatos muy potentes -Bernie Sanders, sobre todo, pero también Kamala Harris o Elizabeth Warren- y otros, como los jóvenes Pete Buttigieg y Beto O’Rourke’, que pueden dar la sorpresa.
El presidente a batir aprovechó la presentación de la candidatura de Biden para sentar el tono de la que será su campaña: la misma que en las anteriores elecciones. Desde Twitter, recibió al ex vicepresidente con el mote de ’Sleepy Joe’ (algo así como ‘Joe soñoliento’) y un mensaje en el que atacaba a todos sus rivales: «Solo espero que tengas la inteligencia, en duda desde hace mucho, para conseguir unas primarias exitosas. Van a ser sucias, vas a tener que vértelas con gente que de verdad tiene ideas enfermas y dementes».
No se equivoca Trump cuando anticipa que Biden será asediado por la vertiente más izquierdista del partido demócrata, donde se encuadran buena parte de los candidatos. El grupo Justice Democrats, que propulsó a la sensación demócrata de las elecciones legislativas del año pasado, Alexandria Ocasio-Cortez, anunció ayer que se opondría a la candidatura de Biden y recordó que la «vieja guardia» del partido «ya fracasó contra Trump».
Biden arrancará su campaña en Pensilvania, uno de esos estados clave, de pasado industrial, donde los demócratas se habían acostumbrado a ganar y que Trump se llevó en 2016. Después viajará a otros estados bisagra –Iowa, Nevada, New Hamphsire– para acabar sus primeras tres semanas como candidato con un discurso sobre la «unificación de América», otra vez en Pensilvania. Será solo el comienzo de una campaña frenética para un hombre de 76 años que, si logra vencer, llegará a su investidura como el presidente más viejo de la historia del país. Jurará el cargo con 78 años.