China anunció que impondrá aranceles sobre bienes de Estados Unidos valorados en US$60.000 millones a partir del próximo 1 de junio, extendiendo la guerra comercial entre ambos países.
La decisión se produce tres días después de que Estados Unidos multiplicara por más del doble sus aranceles sobre importaciones chinas valoradas en US$200.000 millones.
Previamente, el presidente estadounidense Donald Trump negó que sean los consumidores de su país los que acabarán pagando el precio de unos mayores aranceles a los productos chinos y advirtió al gigante asiático contra seguir sus mismos pasos.
Pero Pekín declaró que no tragará sin rechistar ninguna medida que dañe sus intereses.
Los aranceles chinos se aplicarán a más de 5.000 productos estadounidenses.
«China no debería tomar represalias, ¡solo irá a peor», tuiteó Trump poco después de conocerse la decisión del país asiático.
Añadió que los consumidores estadounidenses podrían evitar los aranceles comprando los mismos productos de otras fuentes.
«Muchas compañías que sufren los aranceles dejarán China por Vietnam y otros países similares en Asia. ¡Es por eso que China quiere tanto hacer un trato!». afirmó.
Estados Unidos argumenta que el superávit comercial de China con respecto a EE.UU. es el resultado de prácticas desleales, incluido el apoyo estatal a las empresas nacionales. También acusa a China de robar propiedad intelectual a las empresas estadounidenses.
El enfoque de Trump lo ha enfrentado con su principal asesor económico, Larry Kudlow, quien dijo que «ambas partes sufrirán» por la disputa comercial.