Podría haber sido cualquier feria de comida gourmet, repleta de cosas deliciosas para comer.
La sala principal del Centro de Exposiciones de Meadowlands, en Nueva Jersey, estaba llena, con más de 6.000 asistentes visitando los 360 expositores de alimentos y bebidas de todo el mundo.
Los productos exhibidos iban desde bases de pizza hechas de coliflor hasta salsas, sándwiches helados, sidra, empanadas de carne mexicanas, sorbetes italianos, ginebras, embutidos, tequila e incluso una variedad de galletas infundidas con aceite de cannabis.
Pero no era una exposición común de comida y bebida. Si bien había una amplia gama exhibida, todo tenía algo importante en común: era kosher. Todo lo presente se ajustaba al kashrut, las leyes dietéticas judías.
El evento, realizado a finales del año pasado, fue la 31° «Kosherfest» anual, una reunión de dos días que se promociona como «la feria comercial de productos con certificación kosher más grande y concurrida del mundo».
Si bien las empresas de origen judío asistieron con orgullo, muchas de las que estaban presentes no son propiedad ni están dirigidas por judíos.
Esto incluyó a compañías de Pakistán, Corea del Sur, Sri Lanka e Italia.
Con 800 visitas más que el año anterior y 300 nuevos productos en exhibición, Menachem Lubinsky, director ejecutivo del organizador del evento, Lubicom, dijo que la demanda de alimentos kosher estaba creciendo fuertemente entre los compradores no judíos.
«La comida kosher atrae a un consumidor más consciente de la salud», señaló. «Hay como una nueva generación de kosher. Es diferente de aquellos productos kosher básicos que han estado allí durante muchos años».
El centro mundial del sector de alimentos kosher es Estados Unidos.
Mientras que solo el 2% de los estadounidenses son judíos (7,5 millones de personas) un estudio realizado por el sitio de noticias de negocios Quartz descubrió que el 41% de todos los alimentos envasados en EE.UU. tienen certificación kosher.
Las explicaciones para esto incluyen la percepción de que los alimentos kosher son más limpios o saludables, o el deseo de las personas de garantizar que un producto no incluye potenciales alergénicos como los mariscos.
También son una garantía para los veganos. Un ejemplo es el de las galletas Oreo, que antes de convertirse en kosher, a fines de la década de 1990, contenían grasa de cerdo.
Liderado por la creciente demanda en EE.UU., se pronostica que el mercado mundial de alimentos kosher aumentará a casi US$60.000 millones en 2025, de los US$24.000 millones que representó en 2017.
Dadas esas vastas cifras, no es sorprendente que un creciente número de empresas de alimentos en todo el mundo esté buscando la acreditación kosher.
«Creo que las empresas parten de la base de que no puedes producir un ingrediente en algún lugar del mundo y esperar venderlo en EE.UU. si no es kosher», dice Lubinsky. «Hay un mercado significativo y las empresas quieren una parte de él».
Qué es
Mucha gente sabe que el cerdo y los mariscos no son kosher, pero las vacas y los corderos sí pueden serlo. Para ello, deben ser sacrificados ritualmente con un cuchillo afilado.
No obstante, los productos kosher no pueden contener carne y lácteos al mismo tiempo.Y no todas las partes de la vaca pueden ser consumidas.
Todas las decisiones kosher deben ser llevadas a cabo por rabinos de una agencia de certificación kosher.
Richard Rabkin, director gerente de COR, la mayor organización de este tipo en Canadá, explica que el proceso se toma muy en serio.
«Algunas personas tienen la impresión errónea de que vamos allí y bendecimos la comida, y eso es todo lo que se necesita», dice. «No, es más complicado que eso».
«Tenemos una conversación inicial con una empresa y tenemos una idea de lo que están haciendo con la comida. Luego echamos un vistazo a todos los ingredientes y vemos si es kosher o no.
«Una vez que sabemos eso, inspeccionamos la instalación en sí… Estamos protegiendo contra la contaminación cruzada.
«Cuando nos aseguramos de todo eso, hay una inspección para comprobar que todo se siga de acuerdo con los estándares kosher y luego se otorga la certificación«.
Y asegura que la inspección no es solo de vez en cuando sin que es algo continuo.
Volviendo al Kosherfest en Nueva Jersey, Dakshin Thilina representó al grupo alimenticio de Sri Lanka Nexpo Conversion, que produce leche de coco en polvo y aceite de coco kosher.
El empresario explicó que, a diferencia de los productos similares fabricados por la competencia, su compañía no usa caseinato de sodio, un estabilizador de alimentos derivado de la leche.
«Sin ese componente, nuestros productos no contienen lactosa«, dijo. «Y al no ser lácteos, los judíos kosher pueden consumirlos en cualquier momento, junto con la carne».
Otra firma asiática que asistió al evento fue Dewan Sugar Mills de Pakistán, que fabrica etanol para enjuagues bucales.
«Queríamos decirle a la gente que no hay nada que no sea kosher que entre en contacto con lo que hacemos», señaló el gerente general, Adnan Pirzada.
Desde Dubái también llegó Elli Kriel, que dirige una empresa de catering kosher: Elli’s Kosher Kitchen.
«Estaba produciendo comida kosher para nuestra familia y la gente comenzó a ponerse en contacto conmigo», contó.
«Los viajeros en particular, que se movían por la ciudad, necesitaban comida kosher.
«Solía invitarlos a comer en nuestra casa, pero me di cuenta, cuando más y más personas comenzaron a acercarse, que estaba en una buena posición para ofrecer comida kosher».
Lubinsky dice que le complace ver que la comida kosher expandió sus horizontes más allá de los clásicos alimentos judíos y «subió de categoría».
«Ya no es el típico hígado picado y repollo relleno», agrega.