Si necesitas dinero para pagar deudas o comprarte una casa, es probable que le pidas un crédito a un banco.
Pero cuando los países necesitan financiamiento, pueden endeudarse emitiendo bonos en distintas monedas. Por eso se habla de los «bonos bulldog» (que se emiten en libras esterlinas), los «bonos canguro» (en dólares australianos) o los «bonos panda» (emitidos en yuanes, la moneda local china).
Cuando un gobierno coloca un bono panda, lo que está haciendo es emitir deuda en yuanes en el mercado local chino, con el objetivo de atraer inversionistas locales.
A cambio, tendrá que devolver el capital más los intereses, los cuales se calculan según el nivel de riesgo que tiene cada país que emite la deuda.
Hace pocos días, Portugal se convirtió en el primer país de la zona euro en emitir bonos panda. Polonia fue el primer país europeo en hacer lo mismo en agosto de 2016, seguido de Hungría en julio de 2017, y se espera que Italia y Austria sean los siguientes.
¿Es casual que Portugal se endeude en yuanes? Probablemente no, dicen analistas, dado que ese país ha estrechado la relación comercial con el gigante asiático, convirtiéndose en uno de los socios estratégicos de la llamada Nueva Ruta de la Seda, el ambicioso plan de infraestructura del presidente Xi Jinping lanzado en 2013.
China ha destinado una ola de fondos para grandes proyectos de infraestructura en todo el mundo, incluyendo América Latina, donde varios países se han sumado a la iniciativa a través de memorandos de entendimiento.
El primero fue Panamá y a él le siguieron Uruguay, Ecuador, Venezuela, Chile, Uruguay, Bolivia, Costa Rica, Cuba y Perú, pese a las advertencias de Estados Unidos sobre el aumento de la influencia de China en la región.
De hecho Panamá, que tiene estrechas relaciones comerciales con China, anunció el año pasado que haría una emisión de bonos panda, una operación que hasta ahora sigue pendiente.
Rápido crecimiento
«Los bonos panda son un mercado natural para los gobiernos y empresas que necesitan financiar proyectos de la Nueva Ruta de la Seda», le dice a BBC Mundo, Rodrigo González, jefe de Mercado de Capitales de Deuda (DCM, por sus siglas en inglés) para América, del Standard Chartered Bank.
China es el tercer mayor mercado de bonos del mundo (con un volumen cercano a los US$13 billones) y su influencia sigue aumentando.
«Ha crecido rápidamente», explica González. «Hemos visto una tendencia al alza en la participación de inversionistas internacionales en el mercado de bonos panda»
En ese contexto, China estableció nuevas regulaciones, en septiembre del año pasado, con la idea de atraer más emisores de bonos.
Es un mercado que «es visto como una parte indispensable y crucial de la internacionalización del yuan», apunta el experto.
Megaproyectos de infraestructura
Desde una perspectiva más global, hay expertos que consideran que aún los bonos panda no han llegado a ocupar un lugar determinante en el avance de la Nueva Ruta de la Seda.
«Los bonos panda no juegan un gran rol en el financiamiento de la mayoría de los proyectos, pero es posible que esto cambie en el futuro», señalan Benjamin Della Rocca y Brad Setser, investigadores del centro de estudios estadounidense Council on Foreign Relations, al ser consultados por BBC Mundo.
«China a menudo presiona a los países participantes en la Nueva Ruta de la Seda a contratar compañías chinas, las cuales pueden preferir pagos en yuanes por los proyectos de infraestructura».
«A medida que aumentan los niveles de participación de los países en la ruta, los bonos panda podrían convertirse en una forma más práctica de ayudar a financiar tales proyectos», agregan.
Por lo pronto, los países que han emitido este tipo de bonos, no los han vinculado explícitamente con la Nueva Ruta de la Seda, explican.
En el caso de Italia, por ejemplo, algunos informes señalan que el gobierno de ese país no quiere emitir bonos panda para financiar proyectos de infraestructura china en territorio italiano, sino que buscaría cofinanciar proyectos de inversionistas italianos interesados en invertir en China.
Mientras esas incógnitas se resuelvan, no es tan fácil determinar la relación directa entre la emisión de un bono y la financiación de un determinado proyecto.
De todos modos, para los gobiernos que quieren aumentar sus lazos comerciales con China, podría ser útil tener un mayor acceso a financiamiento en yuanes, apuntan Della Rocca y Setser.
«Un gesto político»
«No es un mercado que haya despegado como mucha gente esperaba. Cuando se trata de emisiones soberanas, muy pocos países han emitido bonos panda», le dice a BBC Mundo Ralph Sinclair, editor de la publicación británica GlobalCapital.
La idea es que un bono soberano proporciona una referencia de precios para otros emisores del mismo país, explica Sinclair, pero «los pocos acuerdos gubernamentales no siempre han sido seguidos por otros solicitantes de fondos del mismo país».
«Hay una sensación de que muchos bonos panda han estado más vinculados a un gesto político, que a la apertura de una genuina nueva fuente de financiamiento».
Por eso algunos analistas hablan de la «diplomacia panda», que puede tener un papel clave en las relaciones gubernamentales, pero no así en el mundo corporativo.