¿Alguna vez te preguntaste de dónde viene el dinero que usas para pagar por todo?
El papel moneda fue una invención china: empezó a usarse por primera vez alrededor del año 1000 en la provincia de Sichuan, como sustituto del pago tradicional con monedas de oro y plata.
Un par de siglos más tarde, el emperador Kublai Kan adoptó el sistema a nivel nacional, según el relato de Marco Polo de sus viajes por Asia.
El primer papel moneda no era estrictamente de papel, sino una lámina derivada de la corteza de un árbol que llevaba la firma de varios funcionarios y, lo más importante, el sello rojo del mismísimo emperador Kan, lo que le daba su valor.
Pero hoy, en la mayoría de los países del mundo, el dinero no es mandado a hacer por monarcas. Aunque tampoco es fabricado principalmente por gobiernos, como creen muchos.
Ni siquiera los bancos centrales autónomos son los responsables de crear la mayor cantidad de dinero que circula en el planeta.
En la mayoría de las economías modernas el dinero es creado por los bancos privados. Y la mayor parte ni siquiera es tangible: existe solamente en computadoras.
Hablamos de los depósitos bancarios, esas cifras que aparecen en tu cuenta de banco y se van actualizando a medida que gastas o generas más ingresos.
Según el centro de investigación y campaña británico Positive Money («Dinero Positivo»), en Reino Unido el 97% del dinero en la actualidad es creado por los bancos y solo el 3% es creado por el gobierno.
«Como por arte de magia»
En la serie The New Age of Capitalism («La nueva era del capitalismo»), de BBC Radio 4, la directora ejecutiva de Positive Money, Fran Boait, explica que el dinero se genera cuando los bancos dan préstamos.
Y afirma que el nuevo dinero aparece de golpe, «como por arte de magia».
Funciona así: imagina que tu quieres comprar algo… por ejemplo, un auto. Pero no te alcanza el dinero. Entonces vas al banco y pides un préstamo.
Si el banco accede a tu pedido, un empleado escribe unos números en su computadora y ¡listo! Repentinamente aparece la plata en tu cuenta.
Ese es dinero nuevo, que un segundo antes no existía, y que tu puedes usar para comprar tu auto (y luego tendrás que devolver, con intereses, pero esa es otra historia…).
Es así, a través de préstamos bancarios, como se genera la mayor parte del dinero en la economía moderna.
Dinero electrónico vs dinero real
Cuando pensamos en dinero solemos imaginar billetes.
Pero Sir Charles Bean, execonomista en jefe y vicegobernador de política monetaria del Banco de Inglaterra (el banco central de Reino Unido), señaló a la BBC que en realidad la mayor parte del dinero hoy es electrónico.
«(El papel moneda) es una fracción muy pequeña de lo que los economistas consideran dinero, que también incluye a los depósitos bancarios que pueden ser transformados en efectivo, a demanda», explica Bean.
¿Cuánto dinero es electrónico y cuánto es real? La cifra va variando. Pero Bean contó, a modo de ejemplo, que antes de las crisis financiera de 2008, la proporción en Reino Unido era de 25 a 1.
Es decir que había una libra física por cada 25 libras virtuales.
Esto significa quea la hora de prestarte plata, los bancos no están limitados a sus activos o reservas. Ni siquiera están limitados a las reservas del banco central.
«Los bancos prestan depósitos, que crean dinero, y pueden ir a buscar las reservas después. No necesitan tener reservas para prestar el dinero. Pueden prestar la cantidad que quieran», destaca Boait.
Entonces, ¿quién impone un límite a la creación de dinero?
«La cantidad de préstamos que otorgan los bancos depende de su apetito por el riesgo y de cuánta habilidad tienen para sostener pérdidas contra las inversiones que hacen», responde Bean.
También depende de cuán optimistas se sienten sobre el estado de la economía.
A veces, un optimismo desmedido puede generar problemas, como ocurrió en los años previos a la debacle de 2008, generada por la crisis hipotecaria.
¿Y el banco central qué hace?
Un banco central tiene dos maneras de influenciar el tamaño del sistema bancario de un país.
La primera es a través de las políticas monetarias que dicta, en particular la tasa de interés bancaria.
Una tasa más baja incentiva los pedidos de préstamos y los plazos fijos. Pero una tasa demasiado baja puede llevar a que la gente prefiera no bancarizar su dinero y guardar su efectivo en casa.
La segunda forma que tienen los bancos centrales de incidir en la economía es creando dinero ellos mismos.
Por ejemplo, después de 2008, como bajar las tasas de interés no estaba logrando reactivar la economía británica, el Banco de Inglaterra decidió emitir más dinero para inyectarlo en la economía.
Según el documental de la BBC Radio 4 , entre 2009 y 2018 se fabricaron 435.000 millones de libras.
Los peligros
Agrupaciones como Positive Money, sin embargo,consideran que esta «solución» trajo nuevos problemas.
«Ha tenido efectos secundarios muy negativos, aumentó la desigualdad de ingresos«, señala Fran Boait.
El problema es que los bancos suelen otorgar préstamos a quienes ya tienen bienes, que pueden usar como respaldo de ese crédito, por ende la inyección de dinero benefició a quienes tenían más y perjudicó a quienes tenían menos, porque hizo que los precios de las propiedades aumentaran.
Sin embargo, Bean considera que la emisión de dinero fue «una respuesta necesaria» ante la gravedad de la crisis. «Sin eso la actividad se hubiera debilitado y el desempleo hubiera subido», aseguró.
¿Hay otra alternativa para la creación de dinero?
Positive Money cree que sí, y ha lanzado una campaña para que el dinero llegue a «la economía real».
Una manera que propone es esquivar a los bancos: «El Banco de Inglaterra podría crear el dinero y dárselo al gobierno para que lo distribuya entre la población, por ejemplo a través de un ‘dividendo ciudadano’ que todos reciben por igual, o a través de un programa de construcción de viviendas», sugiere Boait.
«Tenemos que romper este tabú de que las cosas son así y no pueden ser de otra manera», sostiene.
La agrupación, y otras afines en el resto de Europa, hacen campaña para que los bancos dejen de tener el control sobre la creación de dinero y esa potestad vuelva a estar exclusivamente en manos del Estado.
«La moneda nacional es en esencia un monopolio natural y debería estar bajo control público», sostiene Boait.
Sin embargo, por ahora nadie -ni siquiera la crisis mundial de 2008- ha logrado quitarle poder a los bancos, que siguen siendo los reyes de la economía moderna.