Casi todos hemos tenido en nuestro trabajo a alguien que no nos gusta. Incluso, alguien a quien no soportamos.
Sí, esa persona que puede llegar a sacarte de tus casillas y que, sin importar lo que haga o diga, nunca la veremos con buenos ojos.
Pero lo cierto es que odiar a un compañero, solo hace el trabajo más difícil. Y además consume mucha energía.
Si esa es tu situación actual con alguno de tus compañeros, o si te ha pasado y quieres evitar que ocurra de nuevo, aquí tienes los consejos de dos expertos que quizás te ayuden a llevar mejor la situación.
Con suerte, puede que incluso la jornada laboral se vuelva más placentera.
1. Enfréntate al problema
Alex Newton, experto en relaciones laborales de la consultora ACAS (Advisory, Conciliation and Arbitration Service) dice que muchas veces las personas que se llevan mal entre sí evitan hablarse directamente.
Esto, sostiene él, no nos ayuda en absoluto y, además, puede hacer que el ambiente se enrarezca todavía más.
«Hay gente capaz de desarrollar mecanismos que le ayudan a tolerar la presencia y convivencia con esa persona, pero raramente hace que la situación mejore y al final han pasado los años y sigues odiando a este compañero o compañera».
La solución pasa, en muchas ocasiones, por echarle un poco de valentía, recomienda Newton.
«Una conversación honesta con ese compañero que no te gusta puede solucionar el problema de un plumazo y a largo plazo».
2. Examina cuál es tu actitud
La manera de la que nosotros nos vemos a nosotros mismos no es necesariamente la misma que en la que nos ven otros.
«Mientras nosotros pensamos que somos encantadores otros pueden percibirnos como alguien muy intimidante», explica la experta en desarrollo personal Jenny Bird para la BBC.
Así que antes de ver los defectos en otros, recomienda Bird, tenemos que pensar qué imagen le damos a los demás y qué podemos estar haciendo mal para generar un sentimiento de rechazo por su parte.
«Estos malentendidos nos llevan a que al final nadie entiende el comportamiento del otro y ninguno acaba por beneficiarse de las distintas habilidades y experiencias de la otra persona».
3. Ponte en su piel
Aunque cueste, hemos de intentar también tener más empatía.
«Haz preguntas y busca entender el punto de vista de la otra persona. Después, demuéstrales que entiendes su postura resumiendo lo que te acaban de decir. Esa es una herramienta muy poderosa para llegar a acuerdos», apunta Newton.
No se trata, asegura, de ceder siempre, sino de hacerle ver a la otra persona que has entendido y valorado su punto de vista.
«Muchas veces la gente intenta convencer a los demás de que adopten sus argumentos, pero si muestras que escuchas y que estás dispuesto a entender el suyo, tendrán una conversación mucho más fructífera».
4. Sé realista y objetivo
Analiza la situación con la cabeza fría y ten en cuenta aspectos importantes que te harán más fácil la convivencia con esa persona en el trabajo. Aquí una batería de factores que debes tener en cuenta.
- Probablemente, el rechazo mutuo no es personal.
- La otra persona no te tiene que caerte bien ni tienen que ser amigos, simplemente tienen que aprender a trabajar juntos.
- Intenta no caer en prejuicios y abre la puerta a ideas distintas a la tuya y a otras formas de hacer las cosas.
- Sé tú mismo, mantén una actitud abierta y honesta sobre tus puntos fuertes y lo que aportas al ambiente de trabajo.
«Si haces todo eso, no solo mitigará ese sentimiento de rechazo hacia la otra persona, sino que también puede enseñarte a trabajar mejor en equipo y al final puede que hasta valores trabajar con esa persona», concluye Bird.
¿Dispuesta a intentarlo?