Aunque la calma volvió transitoriamente a los mercados después de la tormenta desatada este lunes por la devaluación del yuan, las consecuencias de la caída de la moneda china siguen afectando a la economía mundial y a los países de América Latina.
China devaluó su divisa a un mínimo en los últimos 11 años, solo días después de que la Casa Blanca anunciara que impondrá otro 10% en aranceles a los productos procedentes del gigante asiático por un valor de US$300.000 millones a partir de septiembre.
Washington no demoró ni un segundo en calificar a Pekín como un «manipulador de divisas»y el gigante asiático le advirtió que esas acusaciones pueden provocar el caos en los mercados financieros.
Con la tensión comercial elevada a ese nivel, las bolsas registraron su mayor caída del año y el dólar se disparó frente a las monedas de los países emergentes, algo que ocurre cada vez que Donald Trump o Xi Jinping sacan sus armas.
¿Por qué la caída del yuan dispara el dólar?
Ante la incertidumbre generada por la escalada de la guerra comercial y la devaluación del yuan, los inversores movieron sus capitales esta semana buscando refugioen monedas duras como el yen japonés, el dólar estadounidense o el franco suizo, mientras que otros compraron oro para protegerse de la volatilidad (que está marcando máximos desde 2013).
«China deprecia su moneda y genera un movimiento global de aversión al riesgo«, le dice a BBC Mundo Federico Furiase, economista director de la consultora Eco Go y profesor de la universidad argentina Torcuato Di Tella.
Básicamente, un yuan tan bajo enciende la alerta, los inversores huyen de mercados inestables o peligrosos y se protegen dolarizando sus capitales.
«Esto es consistente con el descenso de las tasas de interés de bonos soberanos, la caída de los índices bursátiles, el aumento de la volatilidad financiera y depreciaciones de las divisas de los países emergentes», dice Furiase, tal como está pasando en América Latina.
«Estamos frente a una ola de depreciación de las monedas contra el dólar», explica, en un contexto de aumento del riesgo de recesión global y expectativas de que la Reserva Federal (el banco central de EE.UU.) recorte nuevamente el costo del crédito bajando las tasas de interés.
¿Cuánto han bajado las monedas en la región?
Las monedas en América Latina perdieron valor en los últimos días, aunque la tendencia a depreciarse existía desde hace varias semanas.
«En comparación con el dólar, el peso chileno ha perdido 5,5%, el real brasileño 4,4%, el peso mexicano 2,2% y el sol peruano 3% desde comienzos de julio», dice Diego Mora, consultor de inversiones de la firma XTB, en diálogo con BBC Mundo.
El dólar se ha fortalecido, explica, porque «los grandes fondos de inversión institucionales que tienen depósitos en yuanes, ven que su dinero rentará a una tasa menor y se llevan los capitales a otro país que tiene una tasa mayor o una moneda que vale más».
«Mientras más expuesto al comercio internacional esté un país, mayor riesgo correrá su divisa», apunta Mora, agregando que Chile ha sido uno de los países donde más se ha fortalecido el dólar recientemente.
¿Y qué pasa con las exportaciones a China?
Los países devalúan sus monedas para que sus productos sean más competitivos, es decir, que sus productos de exportación sean más baratos.
Con la devaluación del yuan, los productos chinos se abaratan cuando ingresan a los mercados latinoamericanos. Y también pasa al revés: los productos de la región se vuelven más caros en el mercado chino, especialmente los metales.
«Eso desincentiva su demanda y afecta el precio», le dice a BBC Mundo Francisco Grippa, economista principal de BBVA para Perú.
«Esto le pega a los países exportadores de metales como Perú», señala. «Se debilita el superávit comercial y de esa manera también la moneda local, y eventualmente puede poner presión al alza sobre las primas de riesgo».
Algunos expertos señalan que la demanda china de cobre se podría ver afectada por la devaluación del yuan.
«Solamente en Chile, por cada centavo que disminuye el precio del cobre, las arcas fiscales dejan de percibir US$60 millones», le dice a BBC Mundo José Raúl Godoy, analista de mercados de XTB Latinoamérica.
«La guerra de divisas es negativa para las empresas chinas y para los hogares porque pierden poder adquisitivo. Si se paralizan proyectos, si baja el consumo interno, disminuiría la demanda por materias primas«.
El efecto en la inflación
En el plano monetario, un yuan devaluado en medio de una escalada comercial hace que los bancos centrales empiecen a considerar la idea de bajar las tasas de interés.
«Hay más presión bajista sobre las monedas emergentes, el dólar se fortalece, puede haber menor crecimiento para América Latina y probabilidades de mayor inflación», apunta Godoy.
La inflación es, como siempre, un tema sensible.
«Con una depreciación del tipo de cambio frente al dólar, los consumidores verán aumentar el precio de los productos importados«, dice Nereida González, economista del área de mercados de la consultora Analistas Financieros Internacionales (AFI).
«Y esto se traduce en un incremento de la inflación y una pérdida de poder adquisitivo«, explica González.
Por otro lado, los países fuertemente endeudados en dólares, como Argentina, salen perjudicados.
Una situación que también enfrentan las empresas latinoamericanas endeudadas en dólares, como es el caso de la petrolera estatal Pemex.
¿Una posible recesión?
«Un yuan más débil pone presión en las tasas de cambio de los mercados emergentes porque hay una correlación histórica entre los movimientos de estas monedas frente al dólar», le dice a BBC Mundo Gary Hufbauer, investigador sénior del Instituto Peterson, un centro de pensamiento con sede en Washington.
En este escenario, «la mayor preocupación para América Latina es que la guerra comercial siga escalando y haga que las empresas en el mundo pospongan decisiones de inversión y se resguarden».
«En ese camino radica la recesión. Obviamente no es bueno para América Latina ni para nadie más», argumenta Hufbauer.
Sin duda, se trata de un camino complejo que se cruza ahora con un año electoral en Estados Unidos.
«Un dólar alto y un yuan bajo no es lo que quiere Donald Trump», dice Federico Furiase.
«Trump quiere un dólar bajo para disminuir el déficit comercial con China y generar empleo en la industria local», señala.
Y por el otro lado, China tampoco puede seguir devaluando demasiado.
«Pekín arriesga una salida de capitales y un descenso del comercio global que le afectaría directamente».
En ese sentido, la mayor parte de los expertos ven la devaluación como un arma de doble filo: te ayuda a competir mejor con tus productos en el extranjero, pero al mismo tiempo te puede desestabilizar y, aún peor… echarle leña al fuego de una eventual recesión económica.