La incipiente apertura económica que emprendió en los últimos meses el gobierno socialista de Venezuela se refleja en la bolsa de Caracas.
Aunque los expertos siempre recuerdan que la bolsa no es la economía real del país, en el mercado de valores asoman algunos de los brotes verdes que también se perciben en las calles de un país en el que gran parte de la población aún pasa trabajo para alimentarse.
La crisis económica que sacude al país desde hace años, la hiperinflación y las sanciones de Estados Unidos han empujado al gobierno del presidente Nicolás Maduro a acabar con restricciones y controles que caracterizaron al chavismo durante años.
Ya sin control de precios ni de cambio, hay un ambiente más amable para el sector privado y las transnacionales en un intento de atraer inversiones e ingresos para las arcas vacías del Estado.
Y la bolsa de Caracas, favorecida por la liberación, es un buen termómetro de este momento.
«Es una de las pocas empresas del país que ha crecido», le dice a BBC Mundo Gustavo Pulido, presidente desde marzo de 2017 de la bolsa de valores de Caracas, que en los últimos años ha crecido de 22 a 32 miembros.
La bolsa se creó en 1947 y tuyo su mayor auge a finales de los años 90, cuando se intercambiaban unos US$5 millones de media al día y unos US$4.000 al año. Estuvo, sin embargo, casi inactiva desde que Hugo Chávez impuso controles de divisas en 2003.
Pese al renacer bursátil, el mercado aún es minúsculo, pues se mueven apenas US$40.000-50.000 al día y US$12 millones al año, según estima Jose Miguel Farías, director de finanzas de MasValor Casa de Bolsa.
Las cifras reflejan la menguada economía de un país que ha perdido un 75% por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) desde 2013 y que está sufriendo la tercera hiperinflación más prolongada de la historia en el mundo.
«Nuestra capitalización bursátil ha caído y era de esperarse», admite Pulido.
«Hay muchas menos empresas, porque la crisis ha arrasado a buena parte de ellas. Muchas no abrirán de nuevo, pero eso abre también caminos a otras, a gente que está llegando con nuevas ideas«, dice.
Dos factores
Esas empresas lideran ahora lo que parece ser un cambio en Venezuela.
En 2017 había cuatro compañías que emitían deuda privada en la bolsa, «y este año serán 32 y con montos que van rompiendo récords todos los meses», recalca el presidente del mercado de valores.
Hay dos factores recientes que explican ese renacer.
El primero es la hiperinflación, que pulverizó la capacidad de financiación de la banca.
El segundo factor, que limitó aún más a la banca, fueron las restricciones que desde 2019 le impuso al sector el llamado «encaje legal», es decir, la cantidad de dinero en efectivo que la banca debe mantener en el Banco Central de Venezuela.
Según la firma Ecoanalítica, el crédito bancario en Venezuela ha caído un 80% en el último año y medio.
Ante la incapacidad de la banca para ofrecer financiación, las pocas compañías que sobreviven en el país miraron a la bolsa como solución.
«El mercado ha servido de vía para el financiamiento de las empresas que quedan y que apuestan a una nueva Venezuela, a una apertura económica, a un cambio en el modelo», dice Pulido.
Ese cambio lo verbaliza cada vez más Maduro, más amable con el sector privado.
«No se queden por fuera», les pide también a las transnacionales de países aliados, a las que quiere atraer a un país con una «capacidad asombrosa de recuperación».
Y la Superintendencia Nacional de Valores, dependiente del Ministerio de Finanzas, está siendo quizás el órgano gubernamental más avanzado en esa apertura.
Deuda en dólares
En noviembre autorizó una de las grandes novedades recientes: la emisión de deuda en dólares, la moneda que poco a poco va conquistando el comercio y la vida de millones de venezolanos en las calles.
Según Ecoanalítica, dos terceras partes de las operaciones en Venezuela se realizan con moneda distinta al bolívar.
Y, como era de esperar, el dólar ya está también en la bolsa.
La empresa Santa Teresa, el principal productor de ron del país, recibió autorización para emitir el mes pasado títulos de deuda en dólares, algo que no sucedía desde los años 90.
La misma compañía vendió acciones en enero, la primera actividad de este tipo en 11 años.
La otra gran novedad reciente fue la salida a bolsa por primera vez de la farmacéutica Calox International, una operación que no se veía en el mercado de Caracas desde hace 20 años.
«Parte de la recuperación de la economía va a pasar por esto», dice el presidente de Santa Teresa, Alberto Vollmer, que compara Venezuela con la China de los años 80, cuyas empresas salieron de la quiebra gracias al mercado bursátil.
El experto José Miguel Farías cita también los ejemplos de China e India, cuyo crecimiento se basó, entre otros aspectos, en la inclusión financiera.
«No tiene otra alternativa»
Vollmer forma parte de un grupo informal de empresarios llamado Optimistas Anónimos, que creen que hacer negocios será nuevamente rentable en Venezuela porque Maduro no podrá dar marcha atrás a la apertura.
Pulido considera que el gobierno «no tiene otra alternativa» y que el mercado de valores puede ser el «motor» del cambio.
«El mercado se va a convertir en piedra angular en el proceso de recuperación económica», coincide Farías.
«El gobierno parece estar dispuesto a introducir reformas controladas dentro de la economía que le den más margen de maniobra y disminuyan la tensión social en aras de retener poder», le afirma a BBC Mundo Asdrúbal Oliveros, director de la firma de análisis Ecoanalítica.
Oliveros califica lo que está pasando en la bolsa como algo aún «extremadamente pequeño para las necesidades de la economía», aunque ve ganancias para las empresas que se benefician de estos instrumentos.
Y también para el futuro del país.
«Se están dando incentivos importantes para la creación de cultura bursátil, que no se ha trabajado mucho en Venezuela y que puede ser germen para, en otras condiciones, tener un mercado más vigoroso, como el que demanda la economía y que lamentablemente no tenemos».
Pulido admite que los «indicadores económicos no son alentadores», pero «la realidad de muchas compañías es otra cosa: buenos resultados y muchísimo potencial de esas compañías».
Por ello ve un creciente apetito en los inversores.
«Ha caído tanto la economía de Venezuela que causa mucho interés en otros países, porque cuando cambie, el rebote puede ser muy grande. Aunque sea pequeño, va a ser cuantioso porcentualmente y eso va a traer inversión», desea.
Pulido remarca que, aunque de momento a escala reducida, cada vez más empresarios venezolanos traen sus ahorros y empiezan a abrir pequeños locales para aprovechar esta apertura y la omnipresencia del dólar, garantía de seguridad ante el endeble bolívar.
Un país que se «desangra»
Pero que todo esto se consolide pasa por una recuperación económica real que parece bastante lejana: el gobierno no es capaz de recuperar la producción petrolera, y las sanciones y la falta de acceso a los mercados financieros no acabarán mientras continúe el conflicto político entre el chavismo y la oposición.
Decenas de países no reconocen como legítimo presidente a Maduro ni a la recién elegida Asamblea Nacional, que está llamada a redactar las leyes que ahonden en la reapertura económica.
«Es imposible que el mercado crezca organizadamente si el país no deja de desangrarse como lo está haciendo desde finales de 2013 y entra en una fase de crecimiento», dice Farías.
La apertura, al menos la bursátil, parece imparable.
En los próximos meses se prevé la creación de una bolsa de productos e insumos agrícolas, «algo que parecía imposible el año pasado por las regulaciones sobre los precios», destaca el consultor Antonio Martínez.
«Es una prueba de que el mercado de valores es visto como una válvula para salir de los problemas», agrega el experto.
«Las restricciones que se han levantado en materia cambiaria modifican las reglas del juego para bien», dice.
«Es un momento muy interesante. Lo estamos viendo en el mercado, que está como nunca lo habíamos visto antes».