Quizás alguna vez perdiste un negocio o enviaste un correo indiscreto a la persona equivocada y sentiste que el mundo se te venía encima.
«Me van a despedir».
O quizás sentiste algo parecido cuando no cumpliste con un plazo o te embarcaste en una discusión que se te escapó de las manos.
«Hay que hacerse cargo del error inmediatamente y no culpar a otras personas», le dice a BBC Mundo Suzy Welch, escritora y comentarista estadounidense especializada en temas laborales y cofundadora del instituto de educación comercial online Jack Welch.
«Es cierto que cada fracaso tiene más de un autor, pero incluso si no eres el único involucrado en la equivocación, tienes que aceptar tu responsabilidad».
Para eso, recomienda tres cosas que debes hacer con el objetivo de enfrentar la crisis:
1. Asume tu error
Reconoce abiertamente que te equivocaste. «Tienes que asumir la falla frente a tu jefe, tus colegas o tus subordinados», explica.
«No está bien apuntar el dedo a los demás», porque al final te hace ver pequeño y defensivo.
Asumir el error es la forma de demostrar que entendiste lo que ha ocurrido y que estás genuinamente arrepentido.
La gente tiene que ver esas cosas, agrega, para darte «una segunda oportunidad».
2. Llega al fondo de tu error
El siguiente paso es entender claramente por qué te equivocaste. «Hacer una autopsia», para encontrar cómo podrías haberlo hecho de otra manera.
Si no lo tienes claro, una alternativa es pedirle a otros que te expliquen su punto de vista. Preguntar directamente, ¿qué hice mal?, ¿en qué me equivoqué?
Y en vez de autoflagelarte, sacar una lección, preguntándote qué puedes aprender de lo ocurrido.
Hacer esto, dice Welch, es algo que «te sacará de tu zona de confort», pero al mismo tiempo «le demostrará a tu organización que tiene las agallas« y la integridad para que no se repita el mismo error.
«Este es un proceso doloroso, pero si es agonizante, significa que lo estás haciendo bien», explica Welch.
3. Renueva tu imagen con una victoria
Una de las mejores maneras de recuperarse de la caída es mostrarle a tus jefes y colegas que puedes ponerte de pie e impresionarlos con una victoria laboral.
Tienes que sacarte el cartel de «perdedor» que está pegado en tu espalda, porque nadie más lo hará por ti, apunta la consultora, y al mismo tiempo demostrar que estás dando pasos concretos para avanzar.
¿Qué tipo de victoria? «Algo que seas capaz de alcanzar, como un proyecto o una tarea, aunque sea difícil».
La idea es que puedas usar ese proyecto para demostrar que aún eres un empleado valioso que puede volver a levantarse.
«Todos metemos la pata a veces», explica. «Pero un error no es el final del juego para ti, salvo que los dejes pasar».